4 de marzo de 2010

Empezar a correr

Cada día estoy más libre de odio gratuito. Respeto, comprendo y miro el uno a través del todo.
Sólo me paro en frente de quienes realmente odian y de quienes no saben ni quieren saber de dónde viene su odio. Tampoco a dónde va.

La historia se dobla y se retuerce. Las grietas florecen y vive la amenaza de fractura.
La historia resiste porque aun está sola. No puede terminar de salir de la pobreza a la que la condenaron, queriendo asesinarla, sin saber que la historia es inmortal.
Son muchos los que no saben del mal que pueden llegar a hacer cuando creen que están aislados, que no eligen porque no les es indispensable y no saben que no elegir es una elección.

Los libros se están escribiendo. Los libros se están llenando de nuevo, de historia. Las páginas en blanco empiezan a mancharse. El barro y la tinta las condenan a la eternidad, pero las páginas se van, como un tren que parte y abandona. Nos abandona a nosotros, a los jóvenes, al combustible de ese tren.

Empecemos a correr. La estación se pone muy oscura en la noche.